Grupo de vecinos de Réalmont

Coches americanos, Harley Davinson a gogó, cuentos bajo los Tipis de los nativos norteamericanos, tiendas de souvenirs del Lejano Oeste, cowboys y rockabillys, demostraciones de Dobro, clases de Country, Cadillacs y Boogie, cerveza y Jack Daniel’s, botas de punta y chaquetas de cuero, Ruta 66 y mucha gomina.

Frites y crêpes, moutarde de Dijon y baguettes, “Liberté, égalité, fraternité” a las puertas del Hôtel de Ville, chocolat y beurre, pastis y cassis, pétanque y concours de belote, saucisses y fromage, cátaros y descendientes de españoles republicanos, construcciones medievales y maquinaria agrícola, girasoles y granjas…

Es el contraste más extremo entre dos culturas que en principio pueden parecer tremendamente lejanas y que, sin embargo, permanecen más unidas de lo podamos imaginar. A veces -y sobre todo con los festivales veraniego- Francia se disfraza de EE.UU. y la música folklórica norteamericana invade los pueblos más remotos de las distintas regiones.

El country y los vaqueros llegan a lugares tan esencialmente galos como Réalmont, un precioso pueblo en el corazón del Tarn, cuya identidad histórica (como la de tantos enclaves de la zona) nace como punta de lanza contra la llamada “herejía cátara”.

¿Botellón rockabilly?

Sea cual sea la época del año en que conozcas este hermoso pueblo del Midi-Pyrénées, nunca te resultará tan extraño como durante los últimos días de cada mes de julio. En estas fechas -este año concluye el domingo- festejan el Festival Re’al Croche, un evento que durante este fin de semana celebra su edición número 14.

Sobre el adoquinado de estas calles del siglo XIII se alzan cientos de puestos con artesanía y productos, más propios de Texas y Arizona que de la tranquila campiña francesa. Conciertos gratuitos, sobre tres escenarios diferentes al aire libre, con lo más arraigado de la cultura popular norteamericana: Country, rock, blues, folk, rockabilly…

Una pasada divertidísima que, durante la temporada estival, va recorriendo los distintos pueblos de Francia en una concatenación de festivales que hace vibrar a los franceses. Y lo más impresionante es que ellos participan muy activamente: músicos del lugar, grupos que ensayan todo el año bailes americanos, coches y motos de coleccionistas, trajes del far west…

Si estás por el sur de Francia, aún estás a tiempo de llegar. Esta noche es una de las que apunta fuerte y todavía te quedan el pic-nic y los conciertos de mañana. ¡Es mi consejo… yo voy!

Fotografías de Mar Santiago.