España posee un listón muy alto en cuanto a cultura culinaria. Sus platos y recetas se exportan a todo el mundo y son loadas las bondades de su famosa dieta mediterránea, que cultiva junto a países como Marruecos, Grecia e Italia. De hecho, la dieta mediterránea ha sido declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
El ranking de los mejores cocineros del mundo ha sido liderado, durante varios años, por el conocidísimo chef español Ferrán Adriá y su restaurante, El Bulli ha cerrado sus puertas para reconvertirse en una Fundación Gastronómica, dedicada a la enseñanza y la investigación.
Son muchos los platos españoles que podemos ver por los restaurantes de todos los puntos del planeta: El famoso Jamón Ibérico, el Cocido Madrileño, el Gazpacho Andaluz, los pintxos vascos, el Pulpo a Feira, la Crema Catalana, las Migas Manchegas, las Fabes Asturianas, las Anchoas Cántabras…
La lista sería interminable, pero hemos de reconocer que quizá junto al Gazpacho y el Jamón Serrano, el plato más tradicionalmente apegado a España es sin duda la Paella Valenciana. Una receta casi mitológica que gusta por igual a pobres y a ricos y que ha sabido engrandecerse con el paso de los años.
El plato consiste en una suerte de arroz cocido con distintos ingredientes y toma su nombre del recipiente en que se cocina, la paella que, no obstante, en casi todas partes -excepto en la Comunidad Valenciana, por supuesto- se le suele denominar paellera.
El origen de esta forma de cocinar el arroz casi es paralelo con la entrada del arroz como cultivo en la Península Ibérica, no después del siglo VIII d. C. y puede que incluso entre el IV y el I a. C. Lo que sí parece concretarse es la forma de cocinarlo y su expansión, gracias al periodo andalusí y las técnicas que los árabes aportaron a España.
Aquel arroz de Valencia original, con todo el sabor de la Albufera en la que se criaba y con los mejores ingredientes de la Huerta Valenciana ha sabido evolucionar desde la receta original con pollo, pato, conejo y caracoles. En la actualidad podemos encontrar grandes variaciones de la receta tradicional: arroz negro, con la tinta del calamar; los melosos, en los que el rey es el arroz con bogavante; la fideuá, una variante elaborada con fideos; los caldosos…
Eso sí, en lo que cualquier valenciano coincidirá siempre es en la variedad de arroz que han de usar para estas recetas: El arroz bomba. Con su grano redondo y su color perla, es de los más cotizados en los fogones de levante.