Corredores y toros en el encierro

 “1 de Enero, 2 de Febrero, 3 de Marzo, 4 de Abril,
5 de Mayo, 6 de Junio, 7 de Julio San Fermín.
1 de Enero, 2 de Febrero, 3 de Marzo, 4 de Abril,
5 de Mayo, 6 de Junio, 7 de Julio San Fermín.
A Pamplona hemos de ir, con una media, con una media.
A Pamplona hemos de ir, con una media y un calcetín.”
 

 Han comenzado las fiestas grandes de Pamplona y una de las más importantes de toda la geografía española. La mañana de ayer brindó a los pamplonicas uno de los momentos más esperados del año, el comienzo de los sanfermines, gracias al tradicional txupinazo del medio día.

El sonido del famosísimo cohete hacía saltar a miles de personas que se habían congregado ante el balcón del Ayuntamiento y ante ellos, nueve días de fiestas únicas en todo el mundo.

La espectacularidad de los sanfermines atrae a personas de todas partes del mundo. La fiesta tiene orígenes medievales, cuando los mozos bajaban a los toros bravos hasta la capital y atravesaban las calles de la ciudad hasta llegar al mercado de ganado o a la plaza en la que se celebraban las corridas.

Sin embargo, el fuerte impacto que San Fermín tiene ahora como celebración de carácter internacional ha sido gracias al espaldarazo que Ernest Hemingway le proporcionó a través de su libro “Fiestas”. El escritor norteamericano quedó tan impresinado por los encierros que se convirtió en una imagen tan vinculada a los sanfermines como los propios toros.

Y son precisamente los encierros la parte de la fiesta que atrae a más curiosos y seguidores. Cada mañana, a las ocho en punto, los toros y cabestros -que han pasado la noche en los corrales de Santo Domingo- son conducidos hasta la plaza de toros.

Gigantes y Cabezudos

La manada la componen ses toros bravos y ocho cabestros. Tras ellos una serie de pastores, vestidos con una indumentaria especial para distinguirse de los participantes, que ayudan con cayaos a que los animales no se queden rezagados. Delante los corredores que, ayudados tan solo por un periódico enrollado, realizan el itinerario a pocos centímetros de las astas de los toros.

Ese recorrido suele durar una media de cuatro minutos y su momento más peligroso se produce a la entrada de la plaza de toros, donde se forma una especie de embudo humano, en el que resulta fácil perder el equilibrio y acabar asaetado por alguno de los astados.

La fiesta tocará a su fin en nueve días,  cuando pamplonenses y pamplonesas lloren, mientras corean todos a una:

 “Pobre de mi, pobre de mi, que se han acabado las fiestas de San Fermín.
Pobre de mi, pobre de mi, que se han acabado las fiestas y sin dormir”.

Pero hoy aún estamos en el inicio, con la procesión del santo, los gigantes y cabezudos, los kilikis y los alguacilillos con sus mulillas. Por delante quedan muchos días en los que se comerá y beberá muchísimo y se dormirá muy poco; y durante los cuales, Pamplona pasará de apenas 200.000 habitantes a casi 3.000.000, que estarán juntos para vivir una de las celebraciones más importantes del mundo, junto al carnaval de Río de Janeiro y el Oktoberfest de Munich.

Pamploneses, pamplonesas: ¡Viva San Fermín! ¡Gora San Fermín!

Fotografías de Jope 1978, Carlos Octavio Uranga, Mordac, Vierkante driehoek y elarequi61.
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