Al sur de España, en la generosa Andalucía, existe aún una especie de paraíso de calma y hermosura que ha conseguido preservar su dadivosa naturaleza de las atrocidades urbanísticas. Nos referimos a Bolonia, una playa espectacular de la provincia de Cádiz, a poquísimos kilómetros de la archiconocida Tarifa.
Pensar en esta playa es traer casi de manera automática la imagen de una dunaa tu cabeza, como si se tratase realmente de un sinónimo de Bolonia. Las prolongadas arenas, finas y en constante movimiento, forman esa Duna de Bolonia que desde hace una década es Monumento Natural.
Nos encontramos entonces con una de las últimas playas vírgenes del sur de la Península Ibérica y un edén para los amantes de la naturaleza y los ecosistemas peculiares. Pero además, un halo de historia y cultura envuelve la zona. A pie de playa tenemos las romanas reliquias de la antigua Baelo Claudia.
La antigua ciudad del Imperio de Roma, ubicada en el actual Parque Natural del Estrecho, nos muestran uno de los centros comerciales más activos del Mediterráneo del siglo II a. de C. Las ruinas están maravillosamente conservadas y nos enseñan todo el esplendor de un municipio que captó la atención del mismísimo emperador Claudio.
Allí están aún las señales del pasado: murallas, teatro, curia, factoría de salazones, termas, foro, templos, mercado, tiendas… Todo lo que un día la furia del un Océano Atlántico arrasó en forma de maremoto.
Ahora los casi 4 kilómetros que componen la Playa de Bolonia ofrecen mucho espacio para los amantes de modalidades como el windsurf o el bodyboard.