Las islas en el Mediterráneo son de aquellos paraísos que se quieren siempre explorar en los meses de verano porque evocan ese espíritu vacacional esencial. Uno de estos sitios es la isla de Formentera, que junto a Ibiza, Mallorca y Menorca forman el grupo de las Baleares, en el oriente de España, que se destaca por sus aguas de color azul y sus arenas doradas.
La forma más fácil de llegar allí es tomar un ferry desde Valencia, Denia o Barcelona hasta Ibiza, desde donde se toma otro hasta esta isla, aunque en los meses de verano hay conexión directa con Denia. Ya estando en ella se puede tomar el autobús para todas las partes turísticas de la isla, que son más frecuentes en el verano que en el invierno.
Formentera es una de las islas favoritas para muchos visitantes en esta parte del Mediterráneo porque ha sabido conservar sus recursos y joyas naturales al tiempo que se ha desarrollado como un punto altamente turístico. Otra de las ventajas es que es mucho más tranquila que sus vecinas, por lo que allí el plan de relajación es uno de los más recomendados, desde disfrutar de las playas hasta pasear en bicicleta por los senderos que hay en las costas.
Uno de los mayores atractivos de la isla son sus aguas cristalinas que son realmente sorprendentes cuando se ven de cerca, y es que alrededor de ella hay una pradera de posidonia que la limpia naturalmente y hace que sea perfecta para las actividades acuáticas durante todo el año. También es posible visitar la vida marina, que es muy diversa y espectacular, por lo que fue declarada como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1999.
Y obviamente, muchos llegan hasta allí a disfrutar de sus hermosas playas que se extienden por más de veinte kilómetros y desde las que se pueden ver las distintas tonalidades del mar. En la mayor parte de la costa no hay construcciones cerca de la playa, por lo que siempre el ambiente es tranquilo y siempre hay lugar para un visitante más.
Fotografías de Andrea Nanni, yashima, iz4aks, Ben30, Masterdreams.