Es divertida, extraña, hechizante, onírica, cautivadora, rara, atemporal, inclasificable… Hablamos de la casa de piedra de las montañas portuguesas de Fafe, al norte de Portugal. Se ha convertido en una de las principales atracciones de la zona y no es de extrañar, porque la singular construcción despierta la curiosidad de todo tipo de viajeros.
La Casa do Penedo, que así es su verdadero nombre, está edificada entre cuatro enormes moles de piedra. Muchos turistas se preguntan si la construcción es real o se trata de un montaje o un decorado. Nada de eso, la peculiar morada fue levantada en 1972 por una familia que deseaba situar su residencia de vacaciones entre esas gigantescas piedras.
Arquitectos de todo el mundo viajan a Fafe con la única intención de contemplar la construcción in situ y es que parece más una morada de tiempos casi prehistóricos, aquellos que nos apuntaba Hanna-Barbera en sus famosos The Flinstones y es que parece la casa de Pedro Picapiedra.
Sin embargo a Casa do Penedo es un prodigio del diseño. Alzada enteramente en piedra, excepto las ventanas y el panelado del tejado, la construcción está perfectamente integrada en el entorno. De todos modos su peculiar estructura no es lo único llamativo de la casa de piedra de Fafe.
Su interior también alberga rarezas en la decoración y el mobiliario, empezando porque todos los accesorios y elementos decorativos están fabricados con troncos de madera, incluso las barandillas, las escaleras o el sofá, que pesa más de 300 kilos y está hecho de tronco de eucalipto. De este modo se pretende reforzar el carácter rural del edificio.