Quien haya tenido la inmensa suerte de completar un periplo por el norte de África y zambullirse de lleno en esos parajes marroquíes, cargados de cultura, historia y arte, sabrá bien a qué me refiero; porque Chauen es una de las ciudades más impresionantes de Marruecos.

Llamada la ‘Ciudad Azul’, el tono de sus puertas y ventanas, los zócalos resaltados sobres sus muros encalados en blanco, han dado sobrenombre a Chauen. De un azul añil y esplendoroso, las calles de su medina no hacen más que reforzar la bulliciosa algarabía de una luz viva y pintoresca.

El trazado de Chauen corresponde a la más artística simbiosis entre la cultura musulmana y la andaluza, una de sus hijas predilectas. Dice la leyenda popular que en pleno Al Andalus, un emir se enamoró de la bella Zhora, una joven de un pueblecito de la provincia andaluza de Cádiz. Con la expulsión de los moros, la pareja huyó a Marruecos y el emir enamorado, al ver el sufrimiento de su joven enamorada, edificó un pueblo fiel reproducción del añorado Vejer de la Frontera de la muchacha.

‘La Perla del Norte’, como también se la conoce, se haya enclavada entre los cuernos de dos montañas de la cordillera del Rif y destaca, albina y azulada, con la virulencia que pudiera poseer cualquier ciudad mediterránea. Cal, cal y más cal; en las paredes, en el suelo, en las calles, en las casas… un festín de luz para cualquier fotógrafo.

Fotografías de Vibragiel, Mark Fischer, barraquito, bachmont, Dave_B_.
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