barrio de los tintoreros de Fez

Llegar a la ciudad imperial y pasear por su medina es algo que todo viajero que llega a Fez hará en cuanto le sea posible. Por supuesto, esa visita va a incluir, casi sin duda alguna, más de una fotografía sobre el trabajo de los curtidores de pieles de El Bali, un trabajo asombroso y lleno de sacrificio y peligros.

El curtido, lavado, tintado… todo el proceso, a decir verdad, sigue siendo el mismo desde tiempo inmemorial. De hecho, con una simple mirada podríamos trasladarnos hasta la Edad Media y no notaríamos grandes diferencias.

Tras esos espectaculares colores que luego van a lucir las pieles y los artículos de marroquinería que se exponen en los tenderetes del bazar, se esconde un trabajo duro, mal pagado y muy peligroso para la salud.

barrio de los tintoreros de Fez

El olor, los microbios y bacterias, los productos que se emplean, la falta de protección… todo se alía para que esos tintoreros de Fez realicen una de las actividades menos gratas que se conocen. De hecho, cuando los turistas que van a Marruecos contemplan las piletas de tinta, lo hacen desde las terrazas de los comerciantes que rodean esa zona de trabajo.

Acceder a ella no es posible, así que los dueños de las tiendas permiten contemplarla desde sus instalaciones a cambio de una compra o una propina. A pesar de la lejanía, el olor es tan fuerte que los anfitriones ofrecen al visitante unas hojas de menta, para que las mantengan bajo la nariz y mitiguen un poco el desagradable olor.

Fotografías de Chrissy Olson, MsAnthea, P.J.P..
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