Atenas, capital de Grecia, es un sitio encantador si lo que quieres ver son templos antiguos dedicados a diversos dioses y que mantienen esa atmósfera misteriosa a través de los siglos. Si quieres salir un poco de los típicos templos que son los que se visitan al empezar un recorrido por la ciudad, te recomiendo ir al Templo de Atenea de Niké, que data del año 427 a.C.
Este templo fue hecho sobre las ruinas de uno anterior que databa del siglo sexto a.C., que también estaba dedicado a Atenea y que fue derribado por los persas. Lo que puedes ver en la actualidad es la primera estructura iónica de la Acrópolis y fue hecha para demostrar las ambiciones de Atenas de derrotar a Esparta y convertirse así en un poder mundial.
A pesar de su pequeño tamaño, ya que sólo tiene ocho metros de largo, seis de ancho y siete de alto; el Templo de Atenea de Niké está en una posición privilegiada en la Acrópolis para que los habitantes pudieran presentar sus respetos y oraciones a la diosa de la victoria para que los ayudara a ganar la guerra. Con el tiempo, el templo fue destruido, pero vuelto a hacer con exactamente los mismos materiales, salvo el techo, en el siglo diecisiete.
Al llegar allí puedes ver un templo de cuatro columnas que está hecho completamente de mármol blanco, que fueron hechas delgadas para darle un aire de elegancia, y en su interior tenía una estatua de la diosa, pero sin alas, a diferencia de cómo era representada en otros templos, y dice la leyenda que se hizo así para que no pudiera volar y abandonar la ciudad.
Y en una visita por el templo puedes ver varias esculturas que muestran la historia de la ciudad y otras leyendas de la Acrópolis, así como tener unas buenas vistas de toda la ciudad. Y se han puesto barandas y algunas escaleras más, para facilitar el acceso a los turistas, que quieren ver el sitio al que muchos iban en el pasado para pedir la victoria y la protección divina.
Fotografías de Tilemahos Efthimiadis, Lauren J., Joanbanjo, Elisa atene.