Dicen que es el cañón más hermoso de Europa. Quien ha pasado por allí sabe, perfectamente, a qué nos referimos. La Garganta de Verdón, en la región francesa de la Provenza, al sureste del país, es un lugar realmente excepcional. El macizo se quiebra y al fondo, las aguas de color esmeralda recorren un camino escarpado de más de 25 kilómetros.

Estamos cerca del lago de la Sainte-Croix. El cañón es uno de esos lugares que producen fascinación a los escaladores más arriegados. Sus complicadas paredes, que en algunos puntos rozan el kilómetro de profundidad, proponen un auténtico ejercicio de fuerza física y mental y precisan de un tenaz entrenamiento.

El paisaje es indescriptible y lleno de contrastes. Por momentos, las aguas se tornan salvajes y torrenciales, debatiéndose en combate con las rocas calcáreas. Un poco después, el torrente se tranquiliza, se calma, se transforma en un apacible remanso en cualquiera de los lagos que salpican el recorrido.

Esta alternancia del paisaje hace que la Garganta del Verdón sea el sitio ideal tanto para un turismo loco por los deportes de riesgo y aventura, como el rafting, la escalada, el descenso, el barranquismo… y también un sitio fantástico para el turismo familiar, con acondicionamiento especial para pasar una temporada en contacto con la naturaleza, algo a lo que los habitantes de Francia son muy aficionados.

Desde luego, las imágenes que os traemos hablan por si solas, aunque nunca podrán expresar todo lo que el paisaje del cañón puede transmitir al visitante.

Fotografías de Paolo Bertinetto, DuffyDuke.
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