Cualquier momento es bueno para elegir visitar la capital de la Costa del Sol, pero si tú, alegre viajero, has elegido estos días, estás de suerte. Has llegado a uno de los puertos más abiertos de todo el Mediterráneo y lo has hecho en plena fiesta grande: La Feria de Málaga.
Te encuentras con una explosión de luz, color, alegría… es la feria, uno de los momentos más espectaculares de la muy hospitalaria y tolerante capital malacitana. La ciudad vive su semana grande y durante la noche posee su propio ritmo feriante, en el recinto Cortijo de Torres: Atracciones, casetas, vinito, tapitas, música, circo, churros y chocolate, rebanás con jamón serrano, tómbolas, fuegos artificiales, artistas y variedades, bailes, puestecillos de artesanía…
Es la Gran Feria del Sur de Europa. Pero no te equivoques, durante el día los malagueños y las malagueñas no duermen. La ciudad no se para y con la salida del sol, los habitantes se engalanan y se tiran a la calle, a su hermoso y vibrante Centro Histórico.
Un recorrido fascinante que te permitirá conocer los lugares más emblemáticos de Málaga a través del recorrido de su Feria de Día. Comienza por la Calle Larios, la arteria comercial de la ciudad portuaria. Verás su inmenso y colorista portón, especial para la fiesta, que te dará la bienvenida. Aprovecha, hasta los comerciantes sacan sus barricas a la calle y te invitan a una copita de vino fresquito.
Pero el recorrido se bifurca una y otra vez. No olvides que por allí cerquita se encuentra la Catedral de Málaga, es el momento de hacer una parada en la Plaza del Obispo y tomar otro vinito, mientras contemplas su fachada cargada de arte e historia.
Hacia el otro lado llegas a la Plaza de la Constitución, con sus toldos. No están allí todo el año, los han puesto para que disfrutes de la feria sin abrasarte por un sol demasiado generoso a estas alturas del año. Estás ya muy cerca de la famosa judería malagueña. Calles medievales llenitas de encanto: Calle San Juan, Plaza Uncibay, Calle Granada, Tomás de Cózar…
Por allí quedan el Teatro Cervantes, el Minarete mudéjar de la Iglesia de Santiago y la Plaza de la Merced, otro punto importante en el que realizar un alto en el camino, para tomar una cervecita fresquita en cualquiera de sus muchísimos locales y acompañarla de tortilla de patatas, gambitas cocidas, pescaito frito, un platito de jamón y queso… y a la Casa Natal de Picasso, el genio del siglo XX.
Porque la Feria de Málaga, esa Feria de Día que tanto aman los malagueños, es también una feria de cultura, de arte, de exposiciones: El Museo Picasso, el Carmen Thyssen, el Revello de Toro, el Centro de Arte Contemporáneo, el Archivo Municipal… Exposiciones de todos los colores, concebidas especialmente para fechas tan memorables.
Y los verdiales en la calle… y los faralaes de las malagueñas… y las malagueñas bailadas… y los niños alborotando… y los grupos que te acogen como si fueras un amigo más… de toda la vida… y esa luz tan intensa y tan hermosa que te taladra el alma, para que no puedas olvidarla jamás.
Disfrutad la Feria de Málaga y vivid la Feria de Día. ¡Feliz Feria, malagueños y malagueñas!