Pasear por Ebenezer Place puede resultar una experiencia un tanto insólita. No es que la calle sea empinada y tampoco hablamos de un trazado sinuoso, tampoco ha ocurrido ningún hecho trascendental, por lo menos hasta la fecha, y Los Beatles no cruzaron por allí.
La singularidad de Ebenezer Place radica en un hecho muchísimo más trivial pero que, no obstante, la ha llevado a ocupar un lugar de honor en el Libro Guinnes de los Records. Estamos refiriéndonos nada más y nada menos que a la calle más corta del mundo.
Y no es que no sea una calle de pleno derecho, muy al contrario. Sin embargo habremos de convenir que sus 2,06 metros de largo podrían resultar apenas una exhalación del velocista jamaicano y recordman mundial Usain Bolt. Imaginamos una zancada del rayo de Jamaica y Ebenezer Place se quedaría realmente corta.
Para pasear por sus dos metritos tendremos que acercarnos hasta Escocia, al Condado de Caithness -Gallaibh, en gaélico- y más concretamente hasta la localidad de Wick, en Highland. Allí y desde 2006, Ebenezer Place ostenta el “distinguido” título que consiguió al desbancar a su anterior propietaria, Elgin Street, que no pudo revalidar con sus escandalosos y desmesurados 5,18 metros de longitud.
La historia de la calle más corta del mundo está irremediablemente unida al Hotel Mackays y todo comenzó en 1883, cuando fue construido el número 1 de nuestra calle de hoy. Por aquel entonces, el propietario del edificio fue obligado a pintar el nombre del establecimiento en el lado más corto del inmueble.
Así quedó para siempre, con su número 1 y único, como entrada frontal del Mackays Hotel. Si no fuera porque en 1887 fue declarada oficialmente calle, Ebenezer Place no sería más que el cruce de River Street con Union Street. De lo que estamos seguros es que el paseo no será muy cansado.