La capital de Baviera añade, durante septiembre y octubre, más encantos a los que de por sí ya nos tiene acostumbrados. Y es que adorna su belleza, la ciudad de Múnich, con la celebración del Oktoberfest, que además en esta edición cumple 200 años.
El 12 de octubre de 1810, Luis de Baviera se casaba con la princesa Teresa de Sachsen- Hildburghausen. El futuro monarca decidió celebrar los fastos con cinco días de comida y bebida en abundancia, para terminar con una carrera de caballos a la entrada de la ciudad. Ese lugar, a partir de entonces, acabaría llamándose “la pradera de Teresa”, en honor de la novia. La carrera tuvo tanto éxito, que originó el Oktoberfest al repetirse cada año.
En esta edición, del 17 de septiembre y hasta el 4 de octubre, se podrá visitar una ciudad construida a base de carpas. Entre las que más aceptación tienen, figuran las de importantes empresas cerveceras (para cuyo acceso se agotan las entradas con meses de antelación) y la de la Carpa-Museo, con una exposición de carruajes de la época y juguetes históricos, que podrán probarse.
Biciclos antiguos, organillos, máquinas de vapor, locomotoras, atracciones mecánicas, platos de la gastronomíatradicional y muchísima cerveza. Se espera batir el record de asistencia, en la mayor fiesta de la cerveza del mundo, que ha venido teniendo una media de 6.000.000 de visitantes. Como dato sirva que sólo en esos quince días de celebración, se consume el 30% de la producción anual de cerveza de Múnich.