El Templo de Artemisa, que también es conocido como el Templo de Diana, era un lugar de estilo griego que fue construido para ser dedicado a esta diosa griega, que estaba ubicado en lo que se conocía en aquellas épocas como Éfeso, en Turquía. Este lugar aún se encuentra a unos cincuenta kilómetros de la moderna ciudad de Esmirnalzmir, en un valle que está ubicado a los pies del monte Ayasoluk.

Aunque de este lugar sólo quedan las ruinas y las historias que se cuentan cuando los turistas llegan hasta allí, son muchos los que se interesan en visitarlo, en especial porque es una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo. Este templo fue construido alrededor del año 650 a.C. y desde aquellas épocas reyes, mercaderes y curiosos se acercaron hasta allí; y después de un fuego y de una reconstrucción fue abandonado, quedando en las ruinas que se pueden ver en la actualidad.

Una de las características más importantes que aún se pueden ver en el Templo de Artemisa es una columna que es la única que sobrevive, y que deja ver la inmensidad que tenía este lugar en el pasado, que llegó a ser hasta cuatro veces más grande que el Partenón, así como la primera edificación de estos tamaños en ser construida completamente en mármol en todo el mundo.

Este Templo contenía una gran cantidad de piezas de arte espectaculares, entre las que estaban varias esculturas de artistas griegos, así como pinturas y columnas talladas con otro y plata. Algunas de estas piezas se pueden ver en el Museo Británico, por lo que lo único que se puede ver en el sitio son las ruinas de toda la estructura. Se recomienda ir hasta allí en los meses de verano, porque todo se ve mucho mejor, debido a que el pantano de los alrededores está en su nivel más bajo y se alcanzan a ver las fundaciones de las construcciones que existían.

Fotografías de Adam Carr, Mila Zinkova, QuartierLatin1968, lyng883, gsz.