Bursa es la cuarta ciudad de Turquía y una de las que poseen uno de los niveles educativos más altos del país. Con un pasado otomano que se respira a cada paso que se de por su célebre casco antiguo, la ciudad fue un hito importante dentro de la Ruta de la Seda y, de hecho, hasta el inicio del siglo XX, el gobierno otomano abastecía gratuitamente a los ciudadanos con plantas de morera, a fin de que pudieran continuar con uno de los negocios más florecientes de la ciudad, la producción de capullos de gusanos de seda.
Denominada en muchas ocasiones como Bursa la Verde, por la proliferación de jardines, zonas verdes y la inmensa masa boscosa que la rodea, siempre en contacto con una naturaleza generosa, la ciudadela, con sus tradicionales casas de madera, nos transporta a épocas en las que el Gran Bazar, como en cualquier urbe musulmana que se precie, era el centro neurálgico de la ciudad.
En la actualidad el bedesten se ha convertido en el centro del mercado, que antiguamente estaba destinado al fastuoso lujo del oro, las joyas, las piedras preciosas y los brocados. Todo va retrocediendo, hasta su rica actividad agrícola, en beneficio de un proceso de industrialización que ha invitado a que se instalen empresas como Coca Cola, Pepsi, Fiat o Renault.
Pero Bursa Verde sigue siendo la ciudad de Ulu Camii, la mezquita de mayores dimensiones de la ciudad, muestra de una purísima arquitectura otomana inicial. No dejen de pasear también por la preciosista Mezquita Verde y, entre visita y visita, recuerden que esta es la ciudad en la que nació el Iskender Kebap. Prueben, prueben, no hay otro más rico.