Esta región de los Cárpatos, divida geográficamente entre Ucrania y Rumanía, constituyó durante el medievo el centro administrativo y religioso de Moldavia. Su nombre, Bucovina, significa “País de las Hayas”, en referencia a los inmensos bosques poblados por estos robustos árboles de hojas caducas, que dan al paisaje un aspecto casi de cuento de hadas.
Uno de los recorridos más espectaculares que ofrece la región es la ruta a través de los monasterios de Bucovina, alzados casi todos durante el principado de Esteban el Grande, desde mediados del siglo XV a principios del XVI. Su deliciosa arquitectura fue posteriormente complementada con la decoración exterior de los muros de las iglesias, con una concepción pictórica muy particular y que obedecía a un proyecto de aspiraciones políticas de una agrupación de monjes de elevada cultura.
La esencia de la pintura bizantina se combina de forma casi única en el mundo, con una viveza y una fuerza expresiva muy agudizadas por el carácter de las artes populares de Bucovina. Lo mejor de todo es que la mayor parte de estos tesoros pictóricos se conservan en un estado estupendo, para disfrute del viajero y los amantes del arte.
El itinerario parte desde Suceava, al noroeste de Rumanía, y nos permite completar una ruta de unos 200 kilómetros de arte, costumbres populares y paisajes notables. Esos 200 kilómetros poseen la mayor concentración de monasterios decorados con pinturas del mundo y muchos de ellos pertenecen al Patrimonio de la Humanidad: Humor, Moldovita, Voronet, Arbore…