Una vez en Transilvania, no debemos dejar pasar la oportunidad de viajar a la ciudad que vio nacer a Vlad Draculea, Sighisoara, declarada Patrimonio de la Humanidad. Todo aquel que se decante por visitar la supuesta casa natal del Conde Drácula se llevará una enorme sorpresa al descubrir que el primer piso es un restaurante, mientras que la planta baja se ha transformado en una concurrida cervecería.

Quizá sea mejor prestarle más atención a la Torre del Reloj y pasear entre el centenar de casas del siglo XVI que se despliegan a su alrededor. Esta construcción, conocida también como la Torre del Consejo, es el símbolo de Sighisoara, y fue erigida en 1676. Sus 64 metros de altura albergan, desde 1898, el Museo de Historia.

En este museo de Rumanía podremos apreciar las figuras del carrillón, que representan los días de la semana, además de los documentos y obras que narran la historia de la ciudad. Una vez visitada la torre, sin duda os apetecerá sentaros en algún café de la plaza Hermann Oberth o, caminando un poquito más, en la plaza Cetatii, rodeada de edificios renacentistas y barrocos.

Desde esta última plaza da comienzo la avenida Scolii, la cual desemboca en una escalera cubierta con casi 200 escalones que terminan en las puertas de la iglesia luterana Berghirche, del siglo XIV. Desde allí se pueden apreciar los tejados multicores y las callejuelas de la ciudad medieval, plagadas de tascas, patios secretos y todo tipo de comerciantes y artesanos.

Fotografías de archer10 (Dennis), tamburix, danielduce.
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