El centro de Portugal fue de gran importancia en otras épocas históricas, incluyendo las épocas de la exploración del nuevo mundo, y por esto allí hay varios sitios antiguos que son recomendados para los turistas. Uno de estos es el Monasterio de Alcobaça, que está en la ciudad del mismo nombre, y que fue fundado por el primer rey del país, Afonso Henriques, en 1153.
Este monasterio pertenece a la orden de los cistercienses y solía ser uno de los más ricos y de los que tenían mayor prestigio en todo el continente europeo durante la Edad Media. Todo este complejo fue la primera edificación en el país que fue construida en estilo gótico y hasta el día de hoy su iglesia se conserva como la de mayor tamaño, además de ser una de las más hermosas.
Lo primero que recomiendo ver en el Monasterio de Alcobaça es su fachada occidental que tiene un estilo gótico cisterciense, con algunos detalles del barroco que fueron añadidos con el tiempo. En esta parte se destacan la ventana roseta y el portal que son los originales góticos, y que datan de entre los siglos decimoprimero y decimosegundo, así como sus estatuas y sus dos torres, que fueron añadidas posteriormente, en el siglo dieciocho, por el arquitecto João Turriano.
Pero para muchos, la parte más impresionante de toda esta iglesia es su interior, que tiene 106 metros de largo, y que es uno de los mejores ejemplos del gótico cisterciense que se pueden encontrar, por lo que la decoración no es muy amplia, pero sus arcos son gigantescos. Tanto los pasillos laterales como la nave central tienen veinte metros de alto y tienen unos pilares que sostienen unas hermosas bóvedas.
También aconsejo visitar los claustros del Silencio de estilo gótico y que fueron hechos durante el reinado de Dinis I, a finales del siglo decimotercero, y en donde hay varias fuentes; así como la Sala Capitular que está conectada al monasterio por un portal románico y que tiene varias estatuas barrocas hechas por los monjes.
Fotografías de Rui Ornelas, Manuel Alende Maceira.