Estamos en Guimaraes, la ciudad considerada como el punto en el que nacía la mismísima Portugal tal y como la conocemos allá por el siglo XII. Es pues una población clave para comprender la historia de este país de la Península Ibérica que, con la crisis del euro, se ha visto golpeado por una de las situaciones económicas más complicadas de cuantas se recuerdan.
Sin embargo, el carácter de los vimaranenses, gentilicio con el que se nombra a los habitantes de Guimaraes, es el carácter de todos los portugueses, personas trabajadoras y tenaces, capaces de crecerse ante las dificultades y buscar nuevos caminos. No olvidemos un pasado labrado por conquistadores y aventureros que, en los difíciles comienzos del siglo XXI, aflora en ese temperamento capaz de crear ilusión y romper el destino.
El ejemplo más actual es la propia Guimaraes que, convertida en Capital Europea de la Cultura 2012, ha puesto todo su empeño en buscar nuevas perspectivas para una población conocida primordialmente por su industria textil, hoy asolada por los efectos de la crisis. Esas empresas cerradas han dado paso a la reconversión en salas multiusos, teatros, salones de ensayo, galerías de exposiciones… Un sinfín de ideas nuevas, creativas y empecinadas en dar la vuelta a la tortilla y transformar la localidad en un referente cultural de la Europa moderna.
Desde el pasado 21 de enero, en que se inauguró oficialmente la capitalidad europea, sólo hemos podido asistir a Cultura con mayúsculas. Desde ese primer espectáculo a cargo de los grandiosos e inigualables Fura dels Baus, el famoso grupo catalán, la agenda para este reinado viene cargada y resulta una tentación para descubrir un país impresionante y una Guimaraes 2012 cargada de motivaciones para el viajero.