Vamos a adentrarnos en uno de los lugares más secos del planeta. En esta ocasión viajamos hasta Namibia, cerca de la famosa salina Sossusvlei, hasta llegar a Dead Vlei: el lago de la muerte. Allí nos esperan un puñado de árboles de casi un siglo rodeados por las dunas de arena más grandes del mundo, entre las que destaca Big Daddy por su gigantesca dimensión.

En un desierto poco podrían impresionar este conjunto de árboles resecos, pero si os digo que todos están muertos y que, en vez de petrificarse como viene siendo habitual en las zonas áridas, se quemaron por efecto de los rayos del sol sin llegar a descomponerse dada la sequedad del ambiente, la historia adquiere un matiz de lo más interesante.

Deadvlei, Namibia

Deadvlei, Namibia

Y sí, en esta misma zona hubo vida a raudales hace más de 900 años, cuando se desbordó el cercano río Tsauchab y formó diversas piscinas, ideales para la floración de árboles de acacia y espina de camello.  Sin embargo, al cambiar el clima y sufrir una intensa sequía, las dunas de arena invadieron el lago, impidiendo que la vital agua regase la fauna existente, originando lo que hoy conocemos como Dead Vlei.

A pesar de la espectacularidad que ofrecen estos árboles muertos rodeados de inmensas dunas, la vida siempre se las arregla para encontrar su camino en un lugar extremo. De hecho, los habitantes más comunes del lago de la muerte de Namibia, turistas aparte, son los escarabajos, jergos, avestruces, oryx y alguna que otra especie más. ¿Cómo lo logran? Gracias a la ligera niebla matutina que ‘riega’ la zona todas las mañanas desde las lejanas costas del Océano Atlántico.

¿Os animáis en una escapadita, cantimplora congelada en mano, a visitar Dead Vlei en el corazón de Namibia?

Fotografías de Santiago Medem, benny_bloomfield, DIVA007, Gregg Willis
Licencia Creative Commons y/o Public Domain
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