En la Bahía de Kotor, en las costas hacia el sur de Montenegro, se encuentra una hermosa ciudad histórica que se ha convertido poco a poco en un buen atractivo turístico. Esta hermosa población está en las laderas del Monte Elijah, que está a 873 metros de altura, dentro de esta bahía que ha estado habitada desde el neolítico, alrededor del año 3.500 a.C., y por la que ha pasado una amplia historia que aún se puede ver en sus construcciones.
Esta población es muy pequeña, sólo con algunos cientos de habitantes, pero que se ha convertido en toda una buena opción para escapar de las ciudades más llenas de gente y resorts de playa muy visitados, como son los cercanos Budva y Kotor. Los turistas pueden estar allí un par de días disfrutando de su ambiente, así como caminando por sus hermosas calles que tienen algunos museos e iglesias que vale la pena visitar.
Cuando se llega a Perast impresiona su hermosa arquitectura de color blanco que se extiende por su paseo marítimo y alcanza a subir algo del monte local. Además sus construcciones contrastan con las aguas del mar de los alrededores, jugando con sus reflejos, además de ser un excelente ejemplo de desarrollo urbanístico local, al tener tantos lugares de arquitectura destacada para ser tan pequeña.
Existen diecinueve palacios en esta ciudad, la mayoría de los que fueron construidos entre los siglos diecisiete y dieciocho y en un marcado estilo barroco. Uno de ellos es el Sestokrilovic que data del año 1661 y tiene una arquitectura muy armoniosa, con sus dos plantas y detalles del Renacimiento. Y si se tiene tiempo se recomiendo visitar el Bijovic, que está en la parte occidental de la ciudad, siendo uno de los más hermosos de las costas del Adriático que también mezcla el barroco con el Renacimiento.
Y además de visitar esta variedad de palacios, de iglesias y de otros sitios de importancia cultural, recomiendo simplemente caminar por sus calles históricas, lo que es en sí un excelente plan. Y después recorrer su paseo marítimo para ver como la luz del sol va cambiando el color del agua y de las montañas de los alrededores, haciendo que el paisaje sea a cada hora un espectáculo único.