Pocos son a estas horas los gobiernos internacionales que no han hecho público, a través de sus Ministerios de Exteriores, la recomendación de no viajar a Japón a no ser que resulte estrictamente necesario. Los gobernantes han hecho particular hincapie en Tokyo y en las zonas que han sido más afectadas por el brutal seísmo y el posterior tsunami que ha llegado a devastar pueblos enteros.
La situación se ha tornado aún más desastrosa cuando hoy mismo se han producido dos réplicas de 6 y 6,3 grados en la escala Richter, que han resultado empeorar la situación en las plantas nucleares de Fukushima. El caso es que la operadora Tepco ha evacuado al personal de la planta, ante una situación que ha sido denominada por la Unión Europea como “el apocalipsis de Fukushima”.
La situación se ha descontrolado, según ha admitido el gobierno japonés, y la central nuclear ha alcanzado el nivel 6 (sobre 7) de alerta nuclear. Las circunstancias se han vuelto dramáticas para una población que ronda los 39 millones de habitantes y que reside en una zona en la que no se puede garantizar la seguridad, incluida la propia capital nipona, Tokyo, donde han empezado a detectarse niveles de radiación.
Los gobernantes del país han pedido a los ciudadanos que permanezcan en sus casas y que sellen puertas y ventanas y que no sequen la ropa en el exterior. EE. UU. ha reconocido que ha detectado niveles de radioactividad anormales en dos de sus bases en Japón.
La Ministra de Asuntos Exteriores de España, Trinidad Jiménez, ha informado sobre la puesta en marcha del protocolo para evacuar a la colonia española en este país, compuesta por más de 1800 personas. Mientras tanto, varias embajadas latinoamericanas -entre ellas México y Colombia- continúan haciendo esfuerzos por localizar a la totalidad de sus paisanos en territorio japonés.