Cada pueblo, cada religión tiene sus propias costumbres, sus honrosas tradiciones, sus celebraciones… En este caso la comunidad Sikh del mundo entero celebra, hacia la mitad del mes de abril, la llegada del año nuevo solar. Desde luego la celebración tiene un carácter más intenso entre las poblaciones sijes de India, sobre todo de la zona del Punjab, pero sijistas desplazados por todo el mundo, realizan sus ritos y festejan incluso con desfiles el tiempo de Baisakhi.
Resulta pintoresco contemplar los actos públicos y los desfiles de las comunidades sijistas de occidente, donde se mezcla en armoniosa comunión la festividad del colectivo con costumbres de los lugares en los que residen. Así en algunos lugares podemos ver incluso desfiles de moteros al estilo más norteamericano o cabalgatas más británicas en Kent o Southampton, incluso el colorismo italiano en la comunidad de Brescia.
Es una adaptación a las necesidades de una celebración que, en su lugar de origen, se mantiene fiel a una tradición que llega desde más allá del tiempo. Es la forma de agradecer a Dios las buenas cosechas, de acudir a los Gurudwaras y esperar en los escalonados baoli para poder acceder a la purificación del agua.
Es una experiencia exhuberante, llena de alegría y alborozo, con danzas y procesiones; pero también es un momento devoto, para dar gracias y preparar el alma de una comunidad muy espiritual.
También aquí nos encontramos con la dualidad que caracteriza la Fiesta de Baisakhi, porque además se refuerza con la emotividad que para los Sikhs posee el hecho de que su décimo gurú, en 1699, fundara durante este día la orden de Khalsa: El Ejército de los Puros.