Esta semana he tenido que viajar fuera de mi país, llegando al aeropuerto me encontré un taxista que me comentó que conocía mi tierra, que había estado allí por un año… y la plática inició.

…mire, sabe que más me gustó de su tierra, fueron los guancascos

Por allí empezó a caerme gordo, no por envidia sino por verguenza 🙂

… y sabe que lugar me gustó también de su tierra, es ver como los indígenas fabrican las ollas de barro pintadas de tierra roja… inclusive lo filmé con una cámara VHS

Ahora no solo me caía gordo por ganarme en curiosidad, sino por mencionar tecnologías que nos ofenden geekmente hablando 😉

… es muy bonita su tierra, lástima que no tenía carro, porque a todos esos lugares viajé en bus  !!!

Para quien ha estado en tierras centroamericanas sabrá que viajar en bus implica acompañar personas de entornos rurales que llevan allí sus gallinas, pollos y hasta cerdos.  Sincéramente me sentí avergonzado de saber cuantos lugares visitó apenas a una hora de distancia de mi propia ciudad, donde he vivido los últimos veinte años !, y cuantas veces me ha dolido gastar un buen rato del fin de semana.
Hay quienes asocian el turismo con viajes largos, cruceros, paisajes exóticos en otro continente (que no es malo), pero difícilmente lo vinculan con los lugares que están en sus cercanías y que un día cuando están lavando platos en Estados Unidos o recogiendo frutas en España (je,je) lamentan no haber conocido.

montana celaque

Finalmente, mientras estoy fuera de mi tierra me he hecho una lista de lugares, festivales, ferias y eventos (cercanos a mi ciudad) que deseo visitar al estilo de mi amigo el taxista.  Espero que no lo haya notado, también creo que lo disimulé suficiente hablándole de temas de sistematización y geocodificación… porque una de sus frases me cala en los riñones:

“mire compadre, no hay peor cosa que desconocer lo propio”