Es sin duda el festival de la primavera de los Países Bajos y es en Ámsterdam donde se celebra con mayor profusión, pero este año será el que se celebre el último Día de la Reina de Holanda, porque la monarca Beatriz ya anunció su intención de abdicar del trono en beneficio de su hijo, el príncipe heredero Guillermo Alejandro.
En épocas turbulentas y de desencanto social por la crisis que atenaza a Europa, son muchos los que se preguntan para qué sirve una institución arcaica y obsoleta como la monarquía. No obstante y al margen de cuestiones tan ‘legítimas’, lo cierto es que el Día de la Reina de Holanda, es la festividad grande de este país, aunque a partir de ahora pasará a llamarse el Día del Rey.
Naranja, naranja, más naranja y litros y litros de cerveza. Es un resumen somero de una festividad de lo más divertida. De hecho es una de las mejores épocas para acercarnos al país de los tulipanes y, sin temor a equivocarnos, uno de los mejores lugares para celebrar el Koninginnedag es Ámsterdam, que una vez más presta sus canales para la explosiva fiesta de primavera.
El naranja es el color oficial de la casa de Orange-Nassau a la que pertenece la monarquía holandesa, de ahí que por ende sea el color del país y que con la fiesta todo el país se tiña de naranja en lo que los holandeses llaman Oranjegekte: Locura Naranja.
Al margen de la alegría y el jolgorio, toda la ciudad se llena de inmensos mercadillos callejeros: segunda mano, antigüedades, ropas y juguetes, vintage… Aprovechad, es muy divertido.
