Aunque en el calendario ortoxo esta fiesta debería coincidir con la festividad de San Juan Bautista, lo cierto es que Iván Kupala es la celebración del solsticio de verano para los países eslavos y trasladan los festejos al mes de julio.

De notables influencias paganas, la festividad tiene bastante arraigo en los países de la Europa del Este y también en Rusia y, en su origen, iba destinada a propiciar al fertilidad. En unas comunidades apegadas a la agricultura y la ganadería, los ritos se encaminaban a fomentar la fecundidad de los animales y las buenas cosechas.

El agua, el fuego y la naturaleza son los auténticos protagonistas de los ritos, que marcaban el primer día de la temporada de baños, que los habitantes de los términos rurales festejaban por la noche, saltando en pareja sobre las hogueras, para conseguir así la dicha para el siguiente año.

Reunir en una misma celebración la conjunción de las aguas, el fuego y los elementos naturales de la cosecha, proporcionaban buenos augurios para el invierno que habría de llegar. Mientras, los antiguos eslavos celebraban las bondades del clima, en regiones que, durante las épocas invernales, se volvían oscuras y gélidas.

La alegría sigue contagiándose en estos festejos de Iván Kupala, que son mejor conmemorados en los pueblecitos de Polonia, Bielorrusia y Ucrania y que mantienen unido a los modernos europeos del este con sus antiguas tradiciones ancestrales.

Fotografías de Ratomir Wilkowski, www.R-K-P.prv.pl, Simon Kozhin/С.Л.Кожин, Андрей Перцев 1967, .
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