En Francia existen varios templos históricos que son visitados por los turistas no sólo por la importancia religiosa que tienen o han tenido, sino porque su arquitectura e historia son muy atractivas. Un excelente ejemplo de esto es la Abadía de Alet les Bains, que está en la ciudad del mismo nombre, en la región de Languedoc-Rosellón, en el sur del país.
Este templo benedictino, que también recibe el nombre del de Nuestra Señora de Alet, fue construido en la primera mitad del siglo noveno, en el año 813, y recibió el título de Catedral después del siglo decimocuarto. La ubicación de este sitio es bastante pintoresca y de gran importancia histórica, entre el río Aude y los Pirineos, lo que seguramente influyó en su movida historia.
La Abadía de Alet les Bains fue el hogar de monjes benedictinos y en el siglo decimoprimero sufrió los ataques del Conde de Cascasona, pero no fue afectada en gran medida, lo que se atribuye a las reliquias de la Cruz Verdadera, lo que atrajo a muchos peregrinos. En el siglo decimosegundo fue fortalecida con unas murallas, pero fue de nuevo atacada durante las Guerras religiosas en el siglo dieciséis y acabada de destruir a finales del dieciocho, quedando como está en la actualidad.
Uno de los mayores atractivos de estas ruinas es la forma en la que se ve en el paisaje de las montañas locales, además que tiene un color amarillo oscuro que cambia de tonalidad dependiendo de la hora y de la posición del sol. En este sitio aún se pueden ver dos de sus torres originales, que son la de San Miguel, que está en el norte, y la de Notre Dame en el sur.
También recomiendo ver los pilares que están en pie que tienen distintos tipos de decoraciones, que fueron renovados y conservados, junto al resto de las ruinas, después de que este sitio fuera declarado como un monumento histórico. Igualmente, se puede ver el coro de estilo románico, que es la parte más antigua del complejo.
Fotografías de Devisme.alain, Alien’or, kristobalite.