Sucedía un 3 de julio y hace ahora 40 años que el genio de los Doors ponía punto y final a una vida intensa, distinta, corta y llena de experiencias. Lo hacía en la bañera de la que fuera su última casa, en el número 17 de la Rue de Beautreillis, de un ataque al corazón o al menos eso se dijo en la versión oficial.
Cada 3 de julio, fanáticos e incondicionales de Jim Morrison, realizan su particular recorrido parisino para rendir homenaje a la memoria de su ídolo. El portal de su casa, su tumba del Cimetière du Père Lachaise, l’Hôtel de Medicis o la legendaria Sala Bataclan, en la que el próximo domingo se rendirá homenaje al carismático cantante.
El acto consistirá en un concierto especial como tributo a Jim Morrison y correrá a cargo de dos excomponentes de la banda, bajo el título “Ray Manzarek & Robby Krieger of The Doors”. También puedes pasarte por el Lezard King Bar, un local muy kitsch propiedad de un fan del grupo. Asientos en piel de leopardo, fotos monumentales del líder y hasta cócteles inspirados en el nombre de sus canciones.
Pero sin duda el lugar más visitado es la tumba del “profeta”. Los gerentes del Cementerio del Père-Lachaise han intentado en varias ocasiones deshacerse del cuerpo de “Jimbo”, cansados de las juergas que montan algunos fanáticos desaforados. Dicen que se reúnen allí para fumar marihuana, beber alcohol, hacer pintadas…
Sin embargo, la mayoría de estos “peregrinos” aseguran que sólo van allí a rendir homenaje a su cantante y a leer sus poesía, pero lo cierto es que las autoridades han tenido que cercar la tumba, someterla a labores de limpieza para eliminar los grafiti y poner un florero donde antes había un busto de Morrison y que alguien se llevó de recuerdo.
Sea cual sea la intención de cada cual, estamos seguro que este domingo volverá a ser un día muy especial para los turistas que visiten la tumba del cantante de The Doors.