Hasta el próximo 21 de agosto, el Museo Botánico de Nueva York ha decidido trasladar el inmortal monumento granadino hasta el Bronx, en un alarde de grandiosidad faraónica tan norteamericana. Bien es cierto que la galería floral neoyorquina nos tiene acostumbrados a este poderío, pero claro una quizá esté más propensa a la crítica cuando el homenajeado es tu propio país.
Y no es que vaya a dejar de agradecer que los misterios de la Alhambra estén siendo pregonados a los cuatro vientos del famosísimo suburbio, muy al contrario. En realidad me parece magnífico que, de una manera u otra, el patrimonio de mi país y además de Andalucía, región a la que pertenezco, sea reconocido en todas partes del mundo.
De todos modos, una no deja de parecer boba con la cara que se le queda ante la ¿reproducción? que los americanos-del-norte-de-América hacen del grandioso edificio de Granada. La “Fortaleza Roja”, bien es cierto y rompo una lanza en favor de los yanquis, daría quebraderos de cabeza al más pintando (si la intención del más pintado fuese, pobre incauto, acometer una reproducción).
La exquisita mampostería nazarí, la perfección de los arcos peraltados, la hermosa matemática de mocárabes y pechinas, la belleza abrumadora de la medina… ¡¿quién osaría intentar reproducirla?!… ¡New York, New yoooork…! ¡Una Alhambra de cartón piedra, como rotunda réplica, nada más y nada menos, que del Patio de la Acequia! Esa es la sana intención del Botanical y su exposición “Paraíso español: Jardines de la Alhambra”.
Tengo que subrayar que la reproducción ha sido realizada por expertos del museo, que por lo visto están acostumbradísimos ha realizar “homenajes” como este. Desde luego, imaginación no les falta -claro que allí nació Disneylandia– y encima a alguna reputada crítica le ha dado por decir que de todos los mega proyectos del museo, ninguno iguala a éste en escala y ambición… ¡échale los anteriores! Por si fuera poco la exhibición triunfa como una de las más tentadoras de la temporada en Nueva York… ¡ay, madre!
Pero qué más podemos decir, baste con enunciar uno de los reclamos de los “expertos” del Botánico: ¡Lorca, Flamenco, Sangría y más!… Qué pensarían ellos si yo anunciara una exposición sobre New York con: ¡Lincoln, twist, coca cola y más!… pues es que a ellos les queda bien, quizá por eso sea tan fácil copiarles; pero os aseguro que si elegís cualquier otro país, la cosa queda fatal.
Si Boabdil levantara la cabeza, esta vez sí que lloraría desesperado por mucho que eso desalentara a su madre.