Los americanos de USA también han exportado una fiesta al resto del mundo: Halloween. Sin embargo, el origen de la celebración es en realidad celta; ya que fueron los emigrantes irlandeses quienes llevaron la tradición, en el siglo XIX, al nuevo mundo.
La proyección que tienen los EE.UU. han hecho que la fiesta se popularice, sin embargo, la Noche de Halloween tienen sus raíces anglosajonas al otro lado del charco, en las tierras de Irlanda y el Reino Unido.
Sea como fuere, ya son pocos los lugares que se libran de una noche negra y naranja al estilo Jack-o’-lantern; las calabazas iluminadas desde su interior por una vela y que emulan a los fuegos fatuos y a aquel ladronzuelo, llamado Jack y portador de un farol, que consiguió engañar al Diablo y privarlo de sus poderes.
Al ser una festividad de origen pagano, los Papas Gregorio III y Gregorio IV, desde el siglo VIII intentaron suplantarla con una fiesta cristiana: El Día de Todos los Santos.
Ahora Halloween se apodera de todos los lugares y se ha convertido, sobre todo, en una noche para los niños. Con el Truck or Treat, los caramelos, los postres de Halloween y las calabazas encendidas; los pequeños de la casa se arrebujan junto a un fuego o alrededor de una linterna, para escuchar chascarrillos e historias de fantasmas y aparecidos.