Arranca la exposición que el Museo del Prado en Madrid dedica a José de Ribera, uno de los más importantes autores del tenebrismo internacional. Sin embargo, la pinacoteca española dedica su espacio a los primeros años del pintor, cuando era un muchacho joven que iniciaba su carrera en Italia.
Precisamente esta época de “El Españoleto”, como fue apodado en tierras italianas, era el momento menos conocido y más enigmático de la trayectoria del maestro de la Escuela de Nápoles. Sin embargo, la labor de varios investigadores dio resultados al conseguir identificar una treintena de pinturas pertenecientes a su paleta y que no están firmadas y que descubren un Ribera sumergido en ese tenebrismo de Caravaggio, a quien probablemente conoció.
Esta es la etapa que refleja el Museo del Prado, con una recopilación de cuadros formada por 32 pinturas que llegan de colecciones y museos de todo el mundo: España, Estados Unidos, Hungría, Italia, Francia, Reino Unido, Suiza, México…
La exposición ha sido dividida en cuatro apartados que arrancan con los primeros cuadros realizados a su llegada a Italia, procedente de Játiva; sus pinturas realizadas en Roma con temática sacada de la Historia Sagrada y en los que el valenciano plasma con absoluta naturalidad las escenas religiosas; la época de los filósofos; y, por último, su producción napolitana, más cercana a la visión caravaggista.
“El Juicio de Salomón”, “Mendigo”, “El Olfato”, “El Gusto”, “La Vista”, “La resurreción de Lázaro”, “Susana y los viejos”, “El Martirio de San Lorenzo”, “Demócrito”, “Orígenes”, “Cristo Flagelado”, “El Martirio de San Bartolomé”… Así hasta 32 obras que muestran los principios de un maestro.