Oso y domador

En un entorno espectacular, rodeados de valles y montañas del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, se celebra el carnaval más antiguo de España. Estamos en Bielsa, un bellísimo municipio aragonés que pertenece a Huesca, donde el folclore y la tradición se unen para ofrecernos en febrero unas fiestas cuyos orígenes nos llevan casi al inicio de su propia historia.

Pero además, el Carnaval de Bielsa tiene la particularidad de ser uno de los poquísimos que se han venido celebrando de forma ininterrumpida desde su inicio y ni siquiera la Guerra Civil española, ni la dictadura posterior que prohibió los carnavales de casi todo el país, consiguieron parar la tradición en la villa oscense.

Cornelio Zorrilla

Por ello los carnavales están impregnados de la naturaleza de los ritos y las celebraciones precristianas y en el caso de los personajes, apenas si han cambiado en más de cien años. Así encontamos un repertorio que comienza con la invasión del pueblo por los goluchos, unos chavales harapientos que van anunciando la llegada del carnaval por las casas del pueblo.

Aquí se abre la veda para colgar a Cornelio Zorrilla, un muñeco de paja y trapo, que permanecerá pendido de la ventana del Ayuntamiento hasta el final de las fiestas, cuando sea bajado para ser apaleado y acabar en la hoguera por culpa de sus maldades.

Mientras tanto, es tiempo para que los trangas tomen las calles, con una estética que nos recuerda a los zamarracos de La Vijanera, pero que serán los encargados de pasear a las madamas solteras del pueblo. Osos y domadores, la agüeleta, el caballet, la garreta, la hiedra o el aliaga… son los dueños del carnaval más antiguo de España.

Fotografías de Dani Latorre, L.L.A..
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