El municipio de Tías, en la isla canaria de Lanzarote, fue durante 18 años la última morada del Premio Nobel de Literatura José Saramago. El portugués pasó la última etapa de su vida junto a su secretaria y esposa, Pilar del Río, en una casa que le sirvió de rincón desde el que transmitir al mundo toda la sabiduría y el equilibrio emocional que sólo un ser humano de su talla puede albergar hacia sus congéneres.
Ahora, cuando se han cumplido nueve meses de su muerte, su viuda y la Fundación José Saramago -que ella misma preside- han decidido abrir al público la que fuera residencia de la pareja. Según del Río, “A Casa”, nombre con el que era conocido el domicilio del escritor durante su vida, no es un museo aunque debe continuar siendo un lugar de puertas abiertas como lo fue mientras Saramago habitaba en ella.
Todos coinciden, y en especial su esposa, en que A Casa fue un hogar edificado sobre libros. Así es si se tiene en cuenta que en ella escribió su “Ensayo sobre la ceguera” y una larga producción posterior que validó -si es que a alguien le hacía falta que se validara- su merecidísimo Nobel y que nos sirvió a todos para hacer de este mundo un rincón de mejores intenciones.
Además la magnífica biblioteca que se encuentra en el inmueble y que sirvió a tantos estudiosos y eruditos para investigar y conocer más acerca de las letras y del propio literato portugués, también seguirá abierta en pos del espíritu de un hombre que hizo de la palabra “compartir” todo un alegato de vida.
La fecha que se eligió para la inauguración para la nueva misión del recinto no fue casual. En “El año de la muerte de Ricardo Reis”, Saramago usaba una teoría de otro de los genios de las letras portuguesas, Fernando Pessoa. En ella se afirma que los que se van permanecen entre los vivos nueve meses después de su muerte, el mismo número de días que permanecemos en el vientre de nuestra madre antes de nuestro nacimiento.
A José le gustaba respirar el aire de Lanzarote y a nosotros nos encantará poder respirar el suyo en el legado que nos deja y en el lugar en que moró. Buen viaje.