Ya falta poquísimo, viajeros amantes del balompié, para que comience una de las citas deportivas más importantes del planeta, la Copa Mundial de Fútbol que este año se organiza en Brasil y que se disputará del 12 de junio al 13 de julio de 2014. Por delante tendremos un intenso mes de actividad futbolística, pero también la oportunidad de conocer uno de los principales destinos turísticos del mundo.
Brasil ha cambiado bastante en los últimos años y aunque aún quedan muchos y graves problemas por solucionar en ‘El País del Futuro’, lo cierto es no cabe duda de que continúa siendo una de esas potencias emergentes, a pesar de que las desigualdades que han lastrado al país continúan ofreciendo postales inaceptables.
El Mundial ha servido para abrir de nuevo esas heridas que jamás llegaron a cerrarse y poner de manifiesto que aún queda mucho camino por delante. De hecho, aunque la celebración de la FIFA atraerá a millones de visitantes, que dejarán en Brasil mucho dinero, lo cierto es que la inversión que se ha necesitado para dotar de la infraestructura necesaria ha dejado al descubierto la cuestión moral sobre cuáles son las principales acciones que deben llevarse a cabo a favor de la población mayoritaria y desfavorecida.
Así lo hemos visto todos a través de los ojos del muralista brasileño Paulo Ito, que a través de su grafiti en una escuela del distrito de Pompeia de San Pablo nos ha dejado muy claro que el hambre no se quita comiendo balones. A pesar del carácter reivindicativo de su obra, Ito ha mostrado su enfado contra quienes ven un ataque a la presidenta del país, ya que para el grafitero, Dilma Roussef ha sido capaz de cambiar muchas cosas del país, aunque aún falta mucho por hacer.