Estamos acostumbrados a que, con la llegada de la Navidad, las plazas y calles más céntricas de las principales ciudades europeas se ‘vistan’ para las fechas con sus tradicionales mercadillos navideños. Casi todos suelen ser al aire libre, en puestecillos y tenderetes que se habilitan para la ocasión y que luego, cuando pasa la celebración, se desmontan con la misma facilidad con que llegaron. Sin embargo, no se suele asociar con el centro de Europa un mercado tradicional, de abastos, al aire libre.
No obstante, el Naschmarkt de Viena es uno de los más famosos de toda Austria y, desafiando a los rigores climatológicos del otoño y el invierno, la capital del Danubio ofrece esta cara callejera y bulliciosa, cotidiana y atractiva, más propia de localidades mediterráneas.
El Mercado de Viena es un buen lugar en el que perderse. Si lo tuyo son las compras, allí vas a encontrar de todo. Los típicos puestos de una plaza de abastos (frutas, verduras, encurtidos, especias, carne, pescado…), vinos y bebidas típicas de la región, estupendos locales en los que disfrutar al aire libre del café vienés de rigor, ropa, complementos… y hasta un fabuloso mercadillo de segunda mano, con los objetos más inverosímiles.
De hecho no resulta habitual encontrar un vendedor de violines, pero tampoco hemos de olvidar que el naschmarkt es el mercado de la capital mundial de la música clásica.