La Iglesia de San Carlos, que es también conocida como Karlskirche, es uno de los mayores atractivos de la ciudad de Viena, capital de Austria. Este sitio está ubicado justo en el borde del primer distrito de la ciudad, a unos doscientos metros de la avenida circular Ringstrasse, siendo uno de los lugares hechos para glorificar el imperio de Habsburgo.
Esta iglesia fue construida en el siglo dieciséis por el Emperador Carlos VI como una promesa y fue dedicada a San Carlos Borromeo. El Emperador dijo que si la plaga no era muy devastadora en esta ciudad de Austria que construiría una iglesia, por lo que fue hecha en el año de 1715 a orillas del río Wien, siendo una de las estructuras barrocas más hermosas de toda la ciudad.
En la Karlskirche los visitantes tienen la oportunidad de ver una edificación que tiene distintos elementos arquitectónicos como algunos de la antigua Grecia que se ven en las columnas de su puerta principal, de la antigua Roma en otras columnas de estilo troyano y por supuesto del barroco de Viena que se puede ver claramente en el domo de cobre que se eleva a más a de setenta metros de altura y que es uno de los mayores íconos de la población.
Aunque este sitio se caracteriza por las columnas que se pueden ver en su exterior, el interior también vale la pena verlo. Allí los visitantes pueden ver un diseño un poco más convencional que la parte exterior, con un diseño del barroco tardío. Entre lo que más llama la atención en su interior son los frescos en la bóveda del domo en donde se ve a San Carlos Borromeo rogándole a la Santísima Trinidad el detener la plaga en Viena.
Fotografías de John Menard, Wlodzimierz Sitnikow, DALIBRI, Gryffindor.