A lo largo del especial que hemos venido dedicando a la celebración de las fiestas navideñas, lo cierto es que una cosa ha quedado claro y más o menos es que cada cual celebra la Navidad como mejor le viene en gana y que cada pueblo ha conseguido hacerse su propio hueco, original e indiscutible, en ese maremagnum de la tradición.
Es el caso de Venezuela y su forma de celebrar la Navidad, de las más originales y divertidas de cuantas hemos relatado y una forma única de dedicar el tiempo y la ciudad a los niños, auténticos protagonistas de estas fechas familiares, en su sus festivas patinatas, donde las calles se cierran al tráfico y se deja el espacio a los infantes para que puedan estrenar sus juguetes y correr en patines.
Pero existe una costumbre, en la región andina de Venezuela, más entroncada a la liturgia de la Navidad. Bajo el nombre de Las Paraduras del Niño, se lleva a cabo un ritual muy asimilado al pasaje bíblico en el que Jesús, siendo niño, se pierde y es encontrado en el Templo.
Durante la paradura, familias y comunidades esconden el niño del pesebre, simulando un robo, y luego lo buscan hasta encontrarlo. La figura de bebé divino es levantada y puesta de pie, entretanto los asistentes rezan plegarias, entonan cánticos populares católicos y comparten dulces navideños y vino.
Las Paraduras del Niño marcan el final de la Navidad en el lugar en que se celebra y los vecinos comienzan los preparativos para la Caravana de Fin de Año.