La ciudad de Tynda se encuentra en el óblast de Amur, en el suroriente de Rusia, a unos seiscientos kilómetros de Blagoveshchensk, capital de esta parte del país, y a más de 6.000 de Moscú. Esta población fue construida para ser un gran centro urbano en esta parte del país, y lo ha conseguido, porque es uno de los sitios más habitados y visitados de esa región.
La forma más fácil de llegar hasta esta ciudad es haciéndolo desde el oriente desde Khabarovsk, que tiene su aeropuerto propio y está en la vía férrea Trans-Siberiana, estando también muy cerca de China; así como desde Komsomolsk-on-Amur. También es posible llegar desde la capital de la región, Blagoveschensk, y si se va desde el occidente, desde la propia Moscú, Neryungri, Kislovodsk y Anapa, entre otras.
El tren llega a la estación de trenes, desde donde se pueden tomar autobuses hasta el centro de Tynda, y ya estando allí se puede recorrer fácilmente en autobús público o en taxi. Aunque los atractivos turísticos de esta ciudad no son muchos, en ella misma es su atractivo, y los visitantes disfrutan recorrerla y envolverse en la cultura local que refleja modernidad.
Entre los sitios que recomiendo visitar allí está el Museo BAM, que está muy cerca a la Catedral Ortodoxa, y en donde se puede aprender de la cultura nativa de esta parte del país, de la flora y fauna que rodea la ciudad, la Segunda Guerra Mundial, el arte local, y por supuesto la BAM, o línea de ferrocarril Baikal-Amur, que en sus primeros años fue construida por presos de los gulag y que tiene unos 4.324 kilómetros de extensión.
También aconsejo ir a Banya, que es el sitio de relajación y bienestar emblemático local, en donde no sólo se puede disfrutar de unas excelentes saunas, sino de unas piscinas espectaculares. Y de resto, los turistas sólo se tienen que dejar llevar por las calles viendo como joyas arquitectónicas antiguas se mezclan con lo más moderno y sus paisajes naturales.
Fotografías de Glucke, Bagratun, watchsmart.