Oporto, la segunda ciudad más importante de Portugal, después de Lisboa, nos sorprende día a día con todo lo que tiene por ofrecer a los turistas aventureros.

Ubicada al norte de Portugal, junto a la desembocadura del río Duero, se trata de un lugar sumamente especial; ya sea por ese toque de decadencia que invade la ciudad o a la vida que se respira en ella. También contribuye el contraste entre sus elegantes barrios y villas señoriales con las estrechas calles y antiguos callejones, declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Una vez allí, no debemos perder la oportunidad de recorrer Oporto a pie. De esta manera disfrutaremos al máximo de sus callecitas cargadas de historia y nostalgia. Al caer el sol, pasear junto a la ribera del Duero se convertirá en una experiencia inolvidable… o de día, introducirse en el Mercado do Bolhao y degustar los dulces vinos de la región, convertirá la ciudad portuguesa en inolvidable para todo aquel que la visite.

De entre los atractivos culturales que encontraremos destacan la Torre de los Clérigos, realizada por el arquitecto Nicolau Nasoni, la Casa de Música y la Fundación Serralves, que constituye uno de los museos más visitados de todo Portugal por su dedicación al arte contemporáneo.

Por supuesto, no podemos olvidarnos de sus puentes, fechados en distintas épocas y de distintos estilos arquitectónicos: Ponte das Barcas, Ponte de Pênsil, Ponta Maria Pia, Ponte de Arrábida, Ponte do Infante y Ponte Luis I.

Cada uno de estos puentes nacieron por la necesidad de los habitantes, como es habitual, de establecer pasos de un margen del río Duero al otro… pero la mejor manera de empaparnos en la historia de todos ellos es estar allí, y así poder deleitarnos con las maravillas arquitectónicas de cada uno.

Fotografías de PABLO ASOREY, igorre1969, celblau.
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