Cómo no iba a producir curiosidad un enclave que ya fue mencionado por el mismísimo Homero, quien se refirió a ella con el mítico nombre de Samos, aunque debemos al no menos erudito Herodoto el mérito de nominarla por primera vez con el nombre con que actualmente se la sitúa en los mapas turísticos: Cefalonia.
Para conocerla, y está de moda, hay que trasladarse hasta el archipiélago de las Islas Jónicas de la no menos evocadora Grecia. Junto a Ítaca, Cefalonia compone las unidades periféricas de la nueva estructura administrativa del territorio griego y, a principios de año, la isla se convertía en noticia debido a dos grandes terremotos.
Los seísmos de casi seis grados en la escala de Richter dejaron sin hogar a centenares de familias, a causa de los daños producidos en las viviendas. No obstante, la desgracia trajo consigo una ventaja para el turismo. Los terremotos hicieron que la isla subiera unos 20 centímetros, con lo que nuevas y espectaculares playas quedaron al descubierto.
Si Cefalonia ya había sido uno de los destinos privilegiados del verano griego, con el nuevo litoral los amantes del turismo de sol y playa, en enclaves preservados por la naturaleza han encontrado un auténtico imperdible. Si vas por Cefalonia, no olvides visitar la hermosa ciudad de Fikardo y las famosas cuevas de Melissani y Drogarati.