Según la parte del planeta en la que recibamos el Nuevo Año, tomar un bañito en la playa puede ser una actividad la mar de apetecible. Pero… ¿qué ocurre cuando nos encontramos al otro lado y los termómetros bajan incluso de los 25 grados bajo cero? Pues que existe un grupo de adorables, locos, valientes y divertidos bañistas que deciden desafiar las condiciones climáticas y sumergirse en las gélidas aguas que tengan más cerca.
Eso a veces incluye el que primero deban perforarse grandes capas de hielo para poder acceder a piscinas improvisadas a una temperatura que nos haría temblar hasta en medio de un incendio, pero ellos son así y llevan años festejando el Fin de Año a su tradicional manera.
Se hacen llamar de las más diversas manera, pero claro, todos los apelativos incluyen alguna alusión a los animales que, por su naturaleza, consiguen sobrevivir a esas aguas congeladas. Es el caso de los saltos de la Competición de Salto del Oso Polar, del Club de las Focas de Berlín, de los Leones Marinos Bañistas…
Todos ellos tienen algo en común, ese puntito de valor necesario para a veces, incluso, arriesgar la vida saltando a unas aguas que en pocos minutos podrían hacerte entrar en un shock hipotérmico. Por ello, durante estas festividades, también trabajan equipos de rescate, preparados para que la fiesta no se convierta en otra cosa y dispuestos a controlar todo lo que sucede para que los bañistas se diviertan sin correr peligro.
A todos ellos ¡Feliz Baño Nuevo!