Efectivamente, todas esas palmeras ilicitanas ostentan el récord de protagonismo durante la Semana Santa, no sólo en la Comunidad Valenciana, también en buena parte de las procesiones de Domingo de Ramos del Mundo, a donde las obras de palma trenzada son enviadas para que los cristianos que celebran estas fechas, den la bienvenida cuando Jesús entra triunfante a lomos de la borriquita.
Incluso personajes como el propio Papa, reciben de manos de los trenzadores alicantinos su palma especialmente elaborada para este día. Es un trabajo primoroso que los artesanos, principalmente mujeres trenzadoras), han pasado de generación en generación. El resultado puede verse en el Mercado de la Palma Blanca.
No existe uno solo. Son muchos pueblos de Alicante los que habilitan su propio mercado de la palma blanca, un par de días antes del Domingo de Ramos, momento en que comienza la Semana Santa, y exhiben y venden su productos hasta la mañana de la procesión.
La palma se mantiene en habitaciones sin luz durante mucho tiempo, para que adquiera ese color blanco tan característico. Luego las manos habilidosas se dedican a trenzar brocados imposibles que incluso desafían a la más elemental ley de la gravedad. Algunos trabajos pueden llevar meses y el resultado es una auténtica obra de arte, reconocida en la propia procesión del Domingo de Ramos de Elche, declarada de Interés Turístico Internacional.