Mezclas de castillos antiguos, hermosas plazoletas, naturaleza verde y tranquilidad es lo que puedes encontrar en algunos sitios del norte de Estonia, país en la región del Báltico de Europa. Uno de estos sitios es la ciudad de Rakvere, que es la quinta en tamaño de todo el país, que está cerca al parque nacional Lahemaa y que muchos deciden ir a visitar cuando pasan por ella y ven su encanto.
Esta población tiene una conexión de autobuses regular con otras ciudades de importancia en el país como son Tallin, la capital; Narva y Tartu. También es posible que llegues hasta ella en tren, tomando uno de los que van entre Tallin y Narva que se detienen allí, así como otro que va entre la capital y Moscú, en Rusia, que también tiene una parada en ella.
Uno de los sitios que te recomiendo ver cuando llegues a Rakvere es su castillo que ha pasado por las manos de los daneses, los polacos y los suecos, siendo el actual el que se construyó en el siglo dieciséis, que aunque tiene una parte destruida es un gran atractivo. Allí tienes la oportunidad de ir a comer platos típicos medievales, visitar las cámaras de tortura, ver la exhibición de armaduras medievales y hasta probar cómo te va en el tiro con arco.
Muy ceca de este castillo puedes ver otro de los símbolos de la ciudad que es la llamada estatua Tarvas, que es de un uro euroasiático, y que se dice que es la escultura de un animal más grande de todos los países bálticos. Esta especie de toro fue hecho por el escultor estonio Tauno Kangri, y tiene siete metros de alto, cuatro de algo y pesa unas siete toneladas.
También te aconsejo pasar por la Iglesia de la Trinidad que aunque data del siglo decimoquinto, fue renovada en el dieciocho y el diecinueve adquiriendo la apariencia que tiene en la actualidad con mezclas del neogótico. Y para terminar puedes ir a la plazoleta principal que es una de las más modernas del país, relajarte en el hotel spa y luego ir a comer o beber algo en alguno de esos sitios que presentan música jazz en vivo.
Fotografías de yeowatzup, dezidor, Ivar Leidus, kulo.