Nueva York es una ciudad que ocupa su propio espacio en la mente de millones de viajeros. Emblemática y tópica, sus instantáneas son miles de veces repetidas y han impuesto en el imaginario popular una sensación de realidad vivida que, en la mayoría de los casos, no es más que una ilusión fomentada por tantas localizaciones cinematográficas, guías de todo el planeta, programas de televisión y noticias impactantes.
Entre poses y poses y de la Estatua de la Libertad, rascacielos que desafían a la más añeja Torre de Babel y zarpazos del distrito financiero, se abren hueco por derecho propio los taxis neoyorquinos, convertido en visita obligada y hasta en uno más de los numerosos souvenirs de la ciudad que nunca duerme.
De un amarillo intenso fácilmente reconocible por ciudadanos de todo el globo, los taxis de Nueva York recorren el trazado lineal de avenidas y calles de lo más variopintas. Un sistema de transporte que lleva en circulación desde finales del siglo XX y que, con la llegada de 2013 se ha remozado.
El archimanido Ford Crown Victoria da paso a una Van más tecnológica y espaciosa, adaptada a los nuevos tiempos, con techo solar para contemplar desde abajo a los protagonistas del skyline más famoso del mundo y conexiones USB. Ahora los taxis de Nueva York llevan el sello de Nissan.