Desde hace unos años, lucir en el salón inmensas y alargadas fotografías de panorámicas norteamericanas se ha puesto muy de moda. Una de las instantáneas que más pueblan salones y despachos, al margen -desde luego- de las imágenes de la Gran Manzana, pertenecen a Monument Valley, una inmensa depresión fronteriza entre Utah y Arizona, que se ha convertido en decorado casi oficial del Lejano Oeste.
Esa imagen a lo far-west es producto de algunos míticos directores que, como John Ford, han filmado sus exteriores en estos parajes tan espectaculares. Pero no solo las películas de pistoleros tuvieron aquí un set de lujo. Hemos contemplado inolvidables escenas de títulos imprescindibles como ‘Thelma & Louis’, ‘Forrest Gump’ o algún momento de la saga ‘Regreso al Futuro’.
Es lógico, esta maravillosa y desértica estampa da para mucho. Viajar hacia Monument Valley es acercarse a Parques Naturales y a Reservas Protegidas, como la de los indios navajos; o mirar de frente al Totem Pole, ese imenso torreón rocoso, con más de cien metros de altura, erguido y soberano casi en mitad de la nada.
Tierra árida, tierra roja, tierra nativa… roca vieja, de hace millones de años, que permanecen inmunes al paso del tiempo y a un clima riguroso y extremo. Estamos de viaje alrededor de uno de los tópicos más típicos del siempre fascinante oeste americano.