Los pueblos fríos de Alaska y Groenlandia, particularmente los nativos americanos de las tribus Yupik e Inuit, también han legado una amplia variedad de máscaras esquimales. Básicas y realizadas de modo artesanal, para usos relacionados con la danza y las manifestaciones propias de su cultura, tales como los bailes ceremoniales, las máscaras esquimales establecen un puente entre la cultura europea fronteriza de Rusia y los nativos norteamericanos de los EE.UU.
Al hablar de estos pueblos resulta, además, imposible no referirse a su dilatada tradición chamanista, que incluso se une, en algunas tribus, con principios y costumbres de las religiones animistas. Esto puede darnos las primeras pistas sobre el uso y el papel de las máscaras rituales dentro de la vida esquimal.
Los seres humanos tienen una vinculación especial con los dioses y la madre tierra. La naturaleza está llena de vida espiritual y el hombre, a veces, se ve obligado a sacrificar a sus hermanos animales para poder seguir adelante. Esta cacería es solo con fines de supervivencia y el respeto se impone como norma básica.
La máscara juega un papel fundamental a la hora de rendir culto y ofrecer un signo de cortesía a los animales que han entregado su vida para ayudar a los humanos.
El cuero, la madera y los huesos animales sirven de materia prima para elaborar estas caretas que, en la actualidad, se encuentran repartidas por museos y colecciones privadas.