Santa Cruz de Tenerife es la capital de la provincia del mismo nombre que está en las Islas Canarias, en el Océano Atlántico, al suroccidente de España y que es uno de los sitios de retiro de muchos durante el invierno, porque allí el clima es más moderado. En esta ciudad puedes ver varios monumentos históricos si quieres aprender del pasado local, como son el Castillo de San Cristóbal, el de San Juan Bautista y la Torre de San Andrés.
El Castillo de San Cristóbal fue construido durante el siglo dieciséis y fue en el año de 1577 cuando fue inaugurado. Con el tiempo, la ciudad se extendió hasta donde estaba este castillo, y por eso entró en la ruina, siendo hasta cubierto por lo que hoy es la extensa Plaza España y olvidado hasta tiempo después cuando se hicieron algunas construcciones en este sitio.
En décadas pasadas fueron descubiertos algunos de sus restos, que puedes visitar, así como elementos que pertenecían a la fortaleza y en la Plaza España puedes ver una línea negra que muestra hasta donde llegaba esta construcción. Después puedes seguir a la Torre de San Juan Bautista, que es conocida como el Castillo de San Juan o Castillo Negro, debido al color que tiene y a que está cerca de la Caleta de los Negros, que es una playa de arena volcánica.
Este sitio fue construido en el siglo dieciocho e históricamente es la segunda más importante de la ciudad, y en la actualidad lo puedes visitar en las cercanías del Parque Marítimo, viendo su diseño de torre circular que está viendo hacia el mar, con muros que alcanzan el metro y medio de ancho. Y por último, no te pierdas ir a la Torre de San Andrés que está en la localidad del mismo nombre, en la ciudad.
Esta es una torre que tiene forma circular y que históricamente formó parte de varias fortalezas pequeñas que fueron las encargadas de defender la isla de Tenerife, por lo que en la actualidad hace parte del Patrimonio Histórico de España. La forma de este sitio lo hace muy simbólico, por lo que es fácilmente relacionado con la ciudad, y a través de la historia ha caído en ruinas para ser reconstruido posteriormente, unas cuatro veces.