Setenil de las Bodegas

Cádiz está en plena explosión carnavalesca. Viven su semana grande con auténtica pasión: Murgas, chirigotas, comparsas, mariscos y pescados de la bahia, disfraces, alegría… ¡Es su Carnaval, uno de los más importantes del mundo!

Pero nosotros nos vamos a quedar de ruta por los pueblos blancos de este rincón de Andalucía y nos dirigimos hacia Setenil de las Bodegas, un pueblecito muy pintoresco y peculiar, a unos 140 kilómetros de la capital. Es otra de esas villas que se alza como retando a las leyes de la física, sobre un enorme tajo.

Pero sus gentes, de una afabilidad extrema y de una amabilidad generosa, han sabido aprovechar hasta el último resorte que les proporcionaba una orografía complicada y así han dotado de un paisaje muy distinto y especial a este bellísimo pueblecito español. ¿Cómo han conseguido un lugar tan mágico? Buena parte del encanto se debe a una arquitectura muy particular.

Las terrazas

Las casas de Setenil se han servido de la dureza de su montaña para excavar las viviendas en la propia roca, hasta tal punto que en numerosas ocasiones, la misma montaña sirve de tejado a las casas.

Pasear por estas callecitas tan espectaculares nos ofrece una experiencia única, como si camináramos bajo la piedra misma y en esos rincones han aprovechado la protección rocosa y la vistosidad del paisaje, para instalar chiringuitos, terrazas y restaurantes, de manera que podamos sentarnos a disfrutar de esas vistas únicas.

Por supuesto que Setenil tiene más cosas, como su castillo árabe o la Iglesia Mayor, con un estilo gótico tardío digno de contemplar; o el artesonado mudéjar de la antigua Casa Consistorial. Pero cuando hayáis terminado de pasear por el pueblo, sentad vuestras posaderas a tomar un vinito y disfrutad de su gente y de este pueblo que debe su nombre a las siete veces que los cristianos intentaron arrebatar el emplazamiento a los árabes.

Fotografías de Cronopia.azul, maesejose, manuelfloresv.
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