La ciudad de Zaragoza, que está en el oriente de España, tiene mucha historia que se ve reflejada en sus calles y una parte muy importante de su patrimonio arquitectónico son los monumentos de estilo romano que aún se conservan allí. Y es que la ciudad antigua estaba rodeada de una muralla que tenía una gran cantidad de torres y que era en algunos lugares bastante ancha, alcanzando hasta los siete metros.
En 36 diferentes puntos diferentes de la ciudad se han encontrado trozos de esta muralla, algunos de los cuales se mantienen en el exterior y otros que están debajo de calles y otras construcciones. De todos estos puntos, doce pueden ser visitados por los turistas que vayan a la ciudad, entre los que se destacan los que están en la avenida César Augusto, en las calles Caballero y Echegaray y en las secciones de San Juan de los Panetes y las Canonesas de Santo Sepulcro.
Toda esta muralla fue construida en la segunda mitad del siglo tercero y tenía un propósito de proteger a la ciudad, en especial durante la Edad Media y no tanto durante la romana. La última vez en la que esta característica de la ciudad romana fue necesaria fue en el siglo catorce, en la Guerra de Dos Pedros, y desde ese momento Zaragoza continuó creciendo y fue siendo derribada desde entonces.
Entonces uno de los mejores planes para los turistas que visitan esta ciudad del oriente de España es ir a pasear y encontrar los diversos puntos que aún se conservan de esta muralla, y que son mantenidos como monumentos históricos, entre los que están trozos de las paredes, algunos a los que les faltan algunos pedazos y hasta algunas de las torres que se ubicaban en diferentes puntos.
Fotografías de ecelan, Lourdes Cardenal, Escarlati.