Dentro del Parque de María Luisa, en la capital andaluza, se encuentra una de las plazas más espectaculares de la arquitectura regionalista de Andalucía y una de los principales espacios arquitectónicos de la ciudad del Guadalquivir. Su trazado imponente y su particular delicadeza la han convertido en una de las plazas más conocidas del mundo.
La Plaza de España nació a principios del siglo XX, como punto central de las obras de la Exposición Iberoamericana de 1929. Tal vez por eso, el arquitecto que la diseñó quiso dejar latente en su trazado semielíptico el simbolismo del abrazo entre España y sus antiguas colonias.
La majestuosa plaza de 200 metros de diámetro enfocaba todo su esplendor hacia el río de Sevilla, como apuntando el camino desde donde llegar a los países de América.
50.000 metros cuadrados que costaron, no obstante, muchos disgustos y quebraderos de cabeza, en una época de singular crisis económica y en un momento en que la ciudad tenía serios problemas para salir adelante.
Hoy, casi un centenario después de que se colocase la primera piedra, la Plaza de España es uno de los lugares más visitados por turistas llegados desde todas partes del mundo y un enclave que se ha convertido en inusitado plató cinematográfico para grandes producciones de la meca del cine: Star Wars Episodio II: El Ataque de los Clones; El dictador, de Sacha Baron Cohen; Lawrence de Arabia; o El Viento y el León, con Sean Connery.